Actualmente la contaminación acústica es una de las mayores
procupaciones en las áreas urbanas. De hecho, ha crecido desproporcionadamente
en las últimas décadas y sólo en España se calcula que al menos 9 millones de
personas soportan niveles medios de 65 decibelios, el límite aceptado por la
OMS.
En el caso de Canarias, podemos afirmar que es junto con
Andalucía, la Comunidad Valenciana y Baleares, una de las comunidades más
ruidosas de España.
Consecuencias
Algunas reacciones fisiológicas y psicológicas que surgen
como consecuencia de sonidos excesivamente altos tienen su origen en el deseo
natural de autoprotección. Los animales silvestres reaccionan a sonidos con un
estado de alarma, por lo que están más atentos a posibles riesgos. Se
despiertan, se esconden o se enfrentan a la causa del ruido y el cuerpo
reacciona inmediatamente con la secreción de adrenalina.
El hombre no es una excepción, por tanto el ruido provoca en
él de forma instintiva las mismas reacciones aunque con frecuencias moduladas o
inhibidas por la voluntad, lo que incrementa el nivel de estrés.
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