Un nuevo estudio publicado en la revista 'Environmental
Health Perspectives' describe cómo la exposición a la contaminación del aire en
una etapa temprana de la vida produce un cambio perjudicial en el cerebro de
ratones, incluyendo una ampliación de parte del cerebro que se ve en los seres
humanos que padecen autismo y esquizofrenia. Al igual que en estas patologías,
el intercambio se produjo principalmente en los machos y los roedores también
se desenvolvieron mal en pruebas de memoria a corto plazo, capacidad de
aprendizaje e impulsividad.
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