La contaminación atmosférica es la presencia en la atmósfera
de sustancias en una cantidad que implique molestias o riesgo para la salud de
las personas y los demás seres vivos.
Aunque puede ocurrir por causas naturales, como las
erupciones volcánicas, los incendios forestales no provocados o la actividad de
algunos seres vivos, la mayor parte de la contaminación actual (la más
constante y dañina) se debe a las actividades del ser humano, sobre todo a los
procesos industriales y a la quema de combustibles fósiles.
Las principales sustancias que el ser humano emite al aire
son gases nocivos y partículas sólidas o líquidas:
Los gases. Los principales son los óxidos de azufre y los de
nitrógeno, el amoníaco, el metano, el CO2, el monóxido de carbono y los CFC
(gases persistentes en frigoríficos, aerosoles y aire acondicionado.
Las partículas. Las más nocivas son los humos y las cenizas
generados en los combustibles, los aerosoles y nieblas que escapan de ciertas
industrias químicas, el polvo de minas o el polen de las plantas…
Las contaminaciones acústica y lumínica:
La presencia en la atmósfera de ruidos muy fuertes o
persistentes se denomina contaminación acústica.
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